Redacción
por: Daniela Ramírez Medina, alumna de la Licenciatura en Medicina de la
FMBUAP, miembro de CUDIM (Comité
Universitario de Divulgación e Investigación Médica).
Asesor:
Dr. Alejandro Ávila Canseco.
Myocardial infarction continues to be the leading cause of mortality worldwide,
primarily attributed to the limited
regeneration of the heart, nevertheless,
it has been demonstrated that in vitro-generated cardiomyocytes stimulate their proliferation following neonatal
and postnatal cardiac injury
preventing a heart failure. This review
highlights some general insights into the
promising beneficial effects
on cardiac structure and function post-infarction by using stem cells,
N-acetyl cysteine, bone marrow cells,
reprogramming fibroblasts to cardiomyocytes and cardiac progenitor cells that increases mitosis of cardiomyocytes.
Key words: Cardiac regeneration, cardiomyocyte proliferation, stem cells, myocardial
infarction, direct reprogramming, Regenerative therapy
of cardiovascular diseases.
El
infarto agudo al miocardio (IM) es una necrosis del músculo cardíaco producida
por la obstrucción de una arteria coronaria, siendo la principal causa de
muerte cardiovascular a nivel mundial (1,2). El tratamiento oportuno de
revascularización tras un IM ha mostrado efectividad reduciendo la tasa de
mortalidad (2), no obstante, la inevitable hipoxia debido al impacto de la
isquemia, la hipertrofia principalmente del ventrículo izquierdo, así como la
fibrosis y pérdida de cardiomiocitos conlleva inherentemente a una
insuficiencia cardiaca (3). Lo anterior denota la urgencia de una terapia que
restaure la perfusión y las células cardiacas para mitigar los daños
secundarios a la isquemia. Si bien, se ha demostrado la participación de
diferentes vías de señalización en la activación de la angiogénesis del
corazón, en el humano adulto resulta ser de mínimo impacto o en ocasiones
ausente condicionando a la paulatina degeneración funcional de la bomba
cardiaca (4).
Una
solución a la problemática descrita es la utilización de células
pluripotenciales para regenerar cardiomiocitos, una hipótesis que se ha
estudiado desde hace 150 años (5) y que recientemente se ha llevado a la
práctica. Múltiples estudios han informado la existencia de células
progenitoras cardíacas (CPC) en corazones postnatales que dan lugar a
cardiomiocitos in vitro e in vivo post trasplante mejorando la preservación de
estructura y función de un corazón infartado (6). Por otro lado, también se ha
descubierto que mediante una reprogramación genética
de los fibroblastos, estos pueden llegar a diferenciarse en cardiomiocitos
teniendo una utilidad terapéutica en un infarto (7). Sin embargo, a pesar del
atractivo de los estudios aún existen limitaciones como la escasa reproducción
de la técnica por investigadores, la incapacidad del 99% de los CM de latir
sincrónicamente y el hecho de que se ignoran las consecuencias a largo plazo de
esta reprogramación. En este artículo se explora la complejidad de la regeneración
cardíaca y cómo a través de la inducción de cardiomiocitos se puede favorecer a
ella con fines terapéuticos tras un infarto de miocardio.
Se
exploró en la base de datos PubMed utilizando como palabras de búsqueda “Cardiac regeneration”, “cardiomyocyte proliferation”, “Stem cells”, “myocardial
infarction”, “regenerative therapy
of cardiovascular diseases”,
“direct reprogramming”. Los
criterios de inclusión fueron (1) artículos en inglés, (2) artículos publicados
después del 2010, (3) revisiones bibliográficas, artículos de reporte de casos,
ensayos clínicos, ensayos in vitro, metaanálisis. Se examinaron 25 artículos de
los cuales se seleccionaron únicamente 17 para su análisis retrospectivo
incluyendo 5 de años anteriores para los antecedentes.
Antes
de detallar cómo se pueden generar nuevos cardiomiocitos (CM), es preciso
explicar el crecimiento normal cardíaco remontándonos a unos días después del
nacimiento, cuando los CM mononucleares y de contenido ADN diploide
constantemente están en un proceso de proliferación, a medida que el tiempo
transcurre y al cabo de unos meses, este desarrollo se detiene, comenzando un
crecimiento de 30 a 40 veces (8). La mayoría de estas células finalmente replican
su ADN sin citocinesis lo que resulta en células mononucleadas tetraploides (4c); cabe destacar que las células marcapasos
permanecen pequeñas y diploides durante toda la vida. Conforme la masa
miocárdica aumenta, la cantidad de CM diploides disminuye por lo que se infiere
que, en edad adulta, el corazón tiene muchas células tetraploides
y bajo ciertas circunstancias como un IM, entran en un proceso de poliploidización en donde los núcleos ascienden hasta 64c.
Lo anterior demuestra que los CM tienen la capacidad esencial de la replicación
(9).
Se
ha investigado que, si el corazón tiene un peso normal de 50 gr hasta 350 gr la
cuantificación de CM es alrededor de 2 mil millones, mientras que en corazones
hipertróficos (700 a 900 gr) el conteo aumenta exponencialmente, comprobando
una vez más la capacidad de replicación (10).
Ahora
bien, la problemática radica en que una poliploidización
no es lo mismo a una mitosis que generaría un CM nuevo, no obstante, se han
estudiado estas células en cadáveres, llegando a un resultado alentador para la
regeneración cardíaca, en donde tan sólo el 55% de los CM encontrados fueron
evaluadas con la misma antigüedad del individuo, es decir, 45% surgieron
después de la adolescencia, en donde la renovación de estas células se calcula
que es 1% después de los 20 años de edad y al cumplir 75 años la tasa disminuye
a un 0.4% (11). Gracias a esto, podemos entender que la regeneración cardíaca
fisiológica tras un IM es reducida o nula debido a las pocas células diploides
disponibles para llevar a cabo una mitosis.
Como
se mencionó anteriormente, fisiológicamente la capacidad regenerativa se ve
limitada, sin embargo, entre las potenciales opciones encontramos a las células
estromales derivadas de la médula ósea (CEM), que se piensa actúan a nivel de
la vía Wnt favoreciendo la protección del miocardio a
través de LRP5, entre otras proteínas, que en pocas palabras fungen como
indicadores de inflamación, agilizando y activando la angiogénesis y
preservación de los CM. Actualmente es una de las terapias más significativas,
ya que se informó en un estudio que tras la administración intravenosa de CEM
los pacientes incrementaron un 14% su capacidad de eyección y se registró una
disminución en la aparición de arritmias (12,13).
Otro
punto para resaltar es el rol fundamental que ejerce el metabolismo del
corazón. Durante la etapa embrionaria y neonatal la ruta metabólica de elección
es la glucólisis anaeróbica que favorece la rápida proliferación, mientras que
más adelante en el desarrollo del humano, varía y el corazón obtiene energía principalmente
de la β oxidación de ácidos grasos cuya función recae en la manutención de
la integridad celular y la homeostasis, dejando de lado la mitosis. Aunado a
esto, se observó un aumento en las especies reactivas de oxígeno (ERO) por la
capacidad oxidativa mitocondrial que tienen su efecto al detener el ciclo
celular. Con esto en mente, se sugiere la intervención en el metabolismo para
inhibir la interrupción de la mitosis mediante la administración de
N-acetilcisteína, un potente eliminar de ERO, favoreciendo así la regeneración
cardiaca (14).
La
idea de las células madre con fines terapéuticos en diversas enfermedades ha
sido uno de los estudios más fascinantes y complejos en el mundo de la ciencia,
si bien se sabe que las células madre pluripotentes inducidas (¡PSC) se pueden
diferenciar en prácticamente cualquier tipo de célula especializada
infinitamente, se ha propuesto su uso para dar lugar a nuevos cardiomiocitos
tras un infarto de miocardio. Una limitante en este caso es que los CM
resultantes maduran de forma limitada y, por ende, carecen de una apropiada
función inotrópica, batmotrópica, lusitrópica,
dromotropica y cronotrópica, haciendo que el efecto
terapéutico deseado se retarde y puedan existir arritmias causadas por la
deficiencia en las comunicaciones GAP, el peligro radica en que se ocasione una
taquicardia ventricular y debido al antecedente del IM cueste revertir el paro
cardíaco.
Por
otro lado, es necesario trasplantar una gran cantidad de ¡PSC, ya que la
mayoría sufre un proceso de apoptosis inmediatamente después de la inyección y
aparte del costo elevado de producir tantas ¡PSC, nos encontramos con la
problemática de la inmunosupresión que debe experimentar el paciente para que
no exista un rechazo y ataque hacia sus propios cardiomiocitos. Otro riesgo es
el desarrollo de teratomas por el difícil control sobre las ¡PSC (15).
Los
fibroblastos tienen la capacidad innata de diferenciarse en músculo cuando
existe una lesión significativa, gracias a la expresión de MyoD
codificado por los factores de transcripción Mef2C, Gata4 y Tbx5, los cuales a
su vez son activados por el transgén promotor de la cadena pesada de
α-miosina que impulsa la YFP (Yellow fluorescent protein). Se observó
experimentalmente que únicamente alrededor del 4% expresaron la troponina C
necesaria para la contracción del músculo cardíaco y menos del 1% latieron
(16). Por lo cual, a pesar de ser prometedora, aún quedan años de estudio por
delante para que la reprogramación sea aplicada en corazones infartados
mejorando el pronóstico de evolución.
Las
CPS existen en corazones postnatales y las de mayor impacto en la regeneración
cardíaca tras un IM son aquellas que expresan el receptor tirosina cinasa
c-Kit, ya que estas inducen a la formación de cardiomiocitos y vasos sanguíneos
in vitro o posterior a un trasplante (17). La controversia de esta técnica
radica en que se desconoce el efecto endógeno de las CPS y las consecuencias de
su aplicación en humanos, además de que el proceso es muy lento y costoso
porque la mayoría de los c-Kit son encontrados en los mastocitos dejando
alrededor de un 10% la posibilidad de surjan nuevos cardiomiocitos.
Desde
hace más de un siglo se ha estudiado la limitada capacidad de regeneración del
corazón, dado que macroscópicamente no se han encontrado hallazgos
significativos, por mucho tiempo se rechazó la idea de que este contara con
mecanismos de proliferación post nacimiento. Actualmente, se sabe que los
cardiomiocitos pasan por un proceso de poliploidismo
y en un porcentaje menor al 1% de mitosis. Lo anterior sentó las bases para la
existencia de una terapia que tiene como diana activar el ciclo celular de los
cardiomiocitos dando pie a una regeneración cardiaca.
Aunque
las células pluripotenciales parecían la mejor opción, se descubrió que no son
viables actualmente como tratamiento del infarto de miocardio, ya que aparte de
ser costosas, tienen un alto índice teratogénico y la mayoría de ¡PSC sufren
apoptosis antes de madurar a CM. Algunos investigadores retomaron esta idea y
la trasladaron utilizando células cardíacas progenitoras lo que dio un
resultado similar, sumando que no todas las CPS originan CM, al contrario, la
mayoría expresa su receptor en mastocitos que, si bien favorecen a la
inflamación e indirectamente se desata un proceso de reparación, no tiene un
gran impacto en la evolución de un corazón infartado.
Otra
terapia investigada es la transformación de fibroblastos a CM inducida por un
cóctel de 14 factores de transcripción y fluorescencia, quien probó ser
efectiva generando cardiomiocitos, sin embargo, estos carecen de una madurez
anatómica y funcional, por lo que resulta impráctico.
También
se llegó a la conclusión de que el abundante oxígeno presente en el metabolismo
de los CM condiciona a un detenimiento de la mitosis, por ende, se sugirió la
administración de N-acetilcisteína para eliminar las especies reactivas de
oxígeno y favorecen la síntesis. No obstante, puede afectar la producción de
energía y la regulación de calcio, esencial para la contracción cardíaca,
disminuyendo la función del corazón.
Finalmente,
el estudio que lleva una ventaja significativa en el tratamiento de un infarto
de miocardio para reducir el riesgo de una insuficiencia cardíaca es la
inducción de células estromales derivadas de la médula ósea, ya que han
demostrado incrementar hasta un 14% la fuerza de eyección en pacientes
infartados, sin embargo, las CEM no generan cardiomiocitos, si no un proceso
inflamatorio forzando a todo el sistema a una regeneración, por lo cual tiende
a ser lento y no útil en pacientes inmunocomprometidos o pertenecientes a los
extremos de la vida.
Los cardiomiocitos tienen la capacidad de
la división celular que con la edad disminuye restringiendo la regeneración
cardíaca, no obstante, se han descubierto técnicas que favorecen su
proliferación, tales como el uso de N-acetilcisteína, de ¡PSC, células
estromales derivadas de la médula ósea, la reprogramación de fibroblastos a
cardiomiocitos y la utilización de células progenitoras cardíacas. Todas ellas
han funcionado, sin embargo, continúan presentando limitaciones, por lo que se
espera que los estudios continúen y el interés por ellos aumente venciendo
estas barreras.
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Sin más por el
momento y en espera de sus indicaciones, apreciamos sus dignas atenciones.
ATENTAMENTE
H. Puebla de
Z., a 16 de noviembre del 2023
AA. Comité
Universitario de Divulgación e Investigación Médica
Firma del
asesor